Citas comidas (#6): Tormenta de espadas de George R R Martin (Canción de hielo y fuego #3)



¿Dónde y qué comen nuestros protagonistas? consiste en mostrar todas aquellas citas de los libros que me llamen la atención sobre la comida y restaurantes que salgan en su lectura...


En un mundo imaginario y épico las doncellas, reyes, caballeros comían...



Dywen estaba delante del fuego donde cocinaban cuando Chett recibió un pedazo de pan y una escudilla de sopa de tocino y judías de manos de Hake, el cocinero.
¿No es hora ya de comer un poco de jabalí y pasteles de limón? –Los pasteles de limón son mis favoritos -dijo ella
Aquella noche sus doncellas le sirvieron cordero, una ensalada de zanahorias y uvas pasas maceradas en vino, y un pan caliente y hojaldrado que rezumaba miel.
Insistió también en que XXXX compartiera su comida, aunque eso tuvo un final poco feliz. Su estómago no toleraba los caracoles, lampreas y otros platos con salsas fuertes que tanto adoraba el capitán Khorane, y la primera vez que compartió la mesa del capitán, pasó el resto del día con la cabeza o el trasero asomados por la borda.
Dale un poco de vino caliente con clavo. No me gusta esa tos que tiene, échale también unas gotas de lima. ¡Y lleva queso blanco y un cuenco de esas aceitunas verdes que revisamos hace un rato!
–¿Sois tres? Tenemos carne de caballo suficiente para vosotros. El animal era viejo y estaba duro, pero la carne todavía está reciente. –¿Hay pan? – preguntó ella. –Pan duro y tortas de avena también duras. –Aquí tenemos a un posadero honesto -dijo él con una sonrisa-. Todos sirven pan duro y carne correosa, pero la mayoría no se atreve a decirlo con tanta claridad.
Lo más rápido es conejo asado al espetón, si tenéis hambre. O también os lo puedo guisar con cerveza y cebollas.
Le dije a Rollam que le subiera una buena cena, costillas de jabalí con cebollas guisadas y cerveza, pero ni siquiera la ha probado.
La comida era sencilla, pero abundante; cordero con setas, pan moreno, budín de guisantes y manzanas asadas con queso curado.
–Le daré de comer sesos de perro en gelatina y un delicioso guiso de pulpo rojo y cachorrito nonato. – Se relamió.
Se la imaginaba a salvo en Puerto Blanco, con xxxx, comiendo anguilas, pescado y empanada caliente de cangrejos junto al obeso Lord Manderly.
Les ofreció tortas de avena, morcillas y un trago de la cerveza que llevaba en un odre, pero no les dijo su nombre;
Le llevaba a xxxx platos de carne con puré o guiso de pescado, y en cierta ocasión hasta media empanada de lamprea. La lamprea estaba tan grasienta que no la pudo retener en el estómago, pero sabía que era un auténtico manjar para un prisionero encerrado en una mazmorra.
Tras ellos había otros astaporis de noble cuna, todos bebían vino en copas altas de plata mientras a su alrededor circulaban esclavos con bandejas de aceitunas, higos y cerezas.
–¿Qué es? – quiso saber xxxx cuando el maestre sin cadena le dijo que bebiera.
–Regaliz macerado en vinagre con miel y clavos. Os dará fuerzas y os despejará la cabeza.
Sus anfitriones tenían un escondrijo con comida bajo el suelo de los establos, de manera que compartieron una cena sencilla a base de pan de avena, cebollas y una aguada sopa de coles con un tenue sabor a ajo
Te darán de comer y de beber. Vino especiado caliente y un cuenco de guiso de venado con cebollas, y el pan que prepara Hobb, recién salido del horno, que hasta quema los dedos.
El banquete había empezado con una sopa de puerros aguada, seguida por una ensalada de judías verdes, cebollas y remolachas, lucio escalfado en leche de almendras, cuencos de puré de nabos que estaban fríos antes de llegar a la mesa, sesos de ternera en gelatina y tajadas de buey correoso.
No eran platos dignos del banquete al que asistía un rey, y los sesos de ternera le revolvieron el estómago...
Cerca del anochecer, Owen el Bestia volvió a visitarlos con una hogaza de pan moreno y un cubo del mejor cordero que jamás había preparado Hobb, guisado en una espesa salsa de cerveza y cebollas.
En el salón de baile de la reina desayunaron pastelillos de miel con moras y frutos secos, tocino ahumado, panceta, pez ángel rebozado y crujiente, peras de otoño y un plato dorniense de cebolla, queso y huevos picados con chiles muy picantes. –Nada como un buen desayuno para abrir el apetito con vistas al banquete de setenta y siete platos que habrá esta noche.
El primer plato era una crema de champiñones y caracoles rehogados en mantequilla que se sirvió en cuencos dorados.
Ya se estaba sirviendo el segundo plato, un pastel de hojaldre relleno de cerdo, huevos y piñones.
Apenas prestaba atención mientras probaba los buñuelos de maíz dulce y un pan de avena caliente con trocitos de dátil, manzana y naranja, además de mordisquear una costilla de jabalí. Después de aquello los platos y los espectáculos se fueron sucediendo con asombrosa profusión, espoleados por una marea de vino y cerveza.
Sus proezas fueron acompañadas de cangrejos cocidos con picantes especias orientales, fuentes enteras de carnero guisado en leche de almendras con zanahorias, pasas y cebollas, y tartaletas de pescado recién salidas del horno, que se sirvieron tan calientes que no se podían coger con los dedos.
...jugueteaba con una rodaja de cabeza de jabalí especiada con canela, clavo, azúcar y leche de almendras...
No comerse la empanada trae mala suerte -le recriminó al tiempo que se llenaba la boca de paloma caliente y especiada-. Mira qué buena está. – Escupió los trozos de corteza, tosió y se metió en la boca otro puñado-. Aunque un poco seca.
Un criado le llevó el desayuno: gachas, manzanas y un cuerno de cerveza ligera. Comió en la mesa, todavía con el pergamino en blanco delante.
Había desayunado huevos cocidos, panceta tostada y pan frito, y se había vestido con sus mejores galas.
Y celebraron un banquete a base de codornices, venado y jabalí asado, que pasaron con un buen aguamiel muy ligero.
Desayunó pan frito, morcilla, pasteles de manzana y una ración doble de huevos fritos con cebollas y chiles picantes dornienses.
Missandei le sirvió huevos de pato y salchicha de perro, y media copa de vino endulzado mezclado con el zumo de una lima. La miel atraía a las moscas, pero una vela aromática las mantenía a distancia.

6 comentarios:

  1. Los libros de Canción de Hielo y Fuego demuestran lo amante que es el señor Martin de la comida.

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  2. Jo, pues comen un montonazo en el libro XD.
    ¡Besos!

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  3. Desde luego que para citas de comidas, ni un libro de recetas gana a Tormenta de Espadas jajaja

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  4. Mira que comen en esos libros, eh? XD Me encantaría probar el pan caliente y hojaldrado, mmmm, riquísimo.
    Besotes con hambre.

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