Música y libros en las novelas #1

Música y Libros en las Novelas consiste en mostrar todas aquellas frases de un libro que haya leído y que hagan referencia a canciones o grupos musicales y a libros o escritores de libros en la vida real.

Ninguna de las frases contendrá spoilers :-)

Desdecend by blood – Angeline Kace
I sang out loud to Taylor Swift’s Back to December on my way to school

Calor desnudo – Richard Castle
- Gritamos para ver si había alguien – aseguró Ochoa.
Rook se limitó a levantar el iPhone.
- Los Beatles remasterizados. Tenía que sacarme de la cabeza lo del ce, a, de, a, uve, e, erre. – Hizo una mueca de dolor y señaló hacia la habitación de al lado -. Pero me he dado cuenta de que A Day in the Life no es lo más animado del mundo. Habéis llegado justo al final, en ese gran solo de piano.

Algunos lo consideraron un delicado himno a la fragilidad de la vida y a la pérdida eterna, mientras que para otros era una descarada copia de Fire and Rain, de James Taylor, y de Everybody Hurts, de REM.

En realidad era una técnica que había tomado prestada de un personaje de ficción de una de las novelas de Stephen King, un escritor que cuando necesitaba resolver una trama se interrogaba a sí mismo en un papel.

Había sido una noche de invierno en una cafetería del West Village mientras una canción de Bob Dylan sonaba por unos altavoces que había sujetos a las vigas del techo.

El secreto de Lucía Morke – Inés Macpherson
Tras deprimirme con los aforismos de Nietzsche, Schopenhauer y Sartre – me daba cuenta de que no iba a encontrar nada que me inspirara.

Tenía que escoger la nueva novela para él. Ya habíamos pasado por algunos clásicos, como Stoker y Mary Shelley, y me enfrentaba al desafío de encontrar otra obra a su altura.

Mientras mis ojos se pasaban entre las estanterías repletas, recordé una antología titulada Malas: relatos de mujeres diabólicas, que incluía un cuento de Ernst Raupach que me había hecho disfrutar como una loca: Dejad a los muertos en paz.

Había cobrado diez euros por leer en voz alta el primer capítulo de Orgullo y prejuicio. Con ese tostón entendí por primera vez lo que significaba la palabra ñoño.

Tras acabar con Jane Austen, estuvo de acuerdo con pasar a Poe.

No recordaba dónde estaba la antología de marras, así que me encaramé por las estanterías de arriba, donde los libros se apilaban como pirámides cubiertas de polvo. Sin embargo, lo más parecido que había en las alturas era The Oxford Book of Gothic Tales, aprisionado entre una edición del Necronomicon y Los mitos de Cthulu.

No había regresado a aquel local dedicado a la novela gráfica de Neil Gaiman. Las paredes estaban revestidas con reproducciones gigantes de las mejores viñetas. La luz era tenue, y las mesas tenían nombres de los personajes creados por Gaiman.

Por la mañana había sido previsora y había cogido un nuevo libro para mi oyente, Otra vuelta de tuerca, de Henry James.

Me senté junto a la ventanilla, saqué el MP3 de mi bolsa y dejé que la discografía completa de Nightwish me hiciera compañía.

El día del juicio mortal – Charlaine Harris
Me preparé unos huevos con tostadas y algo de fruta y leí un libro de la biblioteca de Nora Roberts.

El tocadiscos del bar se puso a sonar para camuflar los pequeños sonidos de la maniobra. Estaba sonando la vieja balada de Whitney Houston I Will Always Love You.

Éste me gusta – dijo ella, señalando un ejemplar de Donde viven los monstruos.